La sabiduría popular es la mejor maestra de la vida, gracias a que convierte a las personas en seres diferentes, capaces de reflexionar y mirar la cotidianidad desde otra óptica. Por ejemplo, cualquiera ha tenido momentos difíciles, en los que pierde por completo el ánimo… ¿La solución? Recordar esos refranes graciosos que dicen esos seres queridos que siempre te acompañan en las buenas y en las malas.

Nunca faltan esas palabras de aliento que te regresan a la realidad y te ayudan a sentirte bien. Así como esas frases de mamá que te invitan a salir adelante en medio del problema y que retumban en la cabeza con absoluta fuerza: ¡A mal tiempo buena cara! Y, de inmediato, el mundo vuelve a cobrar un poco de sentido y te atreves a sonreír.

Imagina que has tenido un día de trabajo duro, tuviste muchas tareas que realizar, no lograste tener un espacio para ti y tus compañeros, en fin, el caos se apoderó de tu destino. Pero, de pronto, llega un buen amigo que te ofrece una caja de bombones para subirte el ánimo y te dice: A nadie le amarga un dulce.

Otras circunstancias pueden ponerte de mal humor o deprimido, como fracasar en el amor. A veces, la soledad y la frustración te impiden observar el futuro y el hecho de no haber cumplido esos objetivos que soñaron juntos hará que te repitas: Tanto nadar para morir en la orilla. Sin embargo, no tienes nada de qué preocuparte, continúa tus pasos y recuerda que sarna con gusto no pica.

La felicidad es un tema que depende de la actitud que tengas ante un acontecimiento. La invitación a ser optimista está sobre la mesa, no le des importancia a lo negativo y ten presente que palos con gusto no duelen.

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