Los aparejadores en Madrid se han convertido en un perfil de alta demanda en el sector de la construcción mundial. Su trabajo consiste en una labor de ejecución, así como en la disposición de elementos y materiales involucrados en una obra, independientemente de si ésta es una renovación o un nuevo proyecto a edificar.
En la actualidad, un aparejador cumple funciones similares a las de un ingeniero de edificación o al de un arquitecto técnico. Aunque su principal área de interés y experticia se relaciona más con la gestión de producción de la construcción, siendo capaz de desempeñarse como director de la obra.
Importancia de contar con aparejadores
Pero sus competencias van mucho más allá de la dirección. También un aparejador tiene que realizar la certificación de la eficiencia energética del inmueble, así como redactar informes en los que se evalúa al edificio, valorándolo con el propósito de hacer tasaciones inmobiliarias, que permitirán su comercialización posterior.
Sobre la eficiencia energética es necesario destacar que desde 2013 se prohíbe en España arrendar o vender cualquier tipo de inmueble si no tiene dicho certificado. En sí es un trámite destinado a mejorar las capacidades de las viviendas y locales comerciales para que sus propietarios ahorren mientras contribuyen con el planeta.
En el proceso para verificar la eficiencia energética de una construcción, estos profesionales también realizan estudios sobre la gestión de los residuos durante la edificación de la estructura. Existen empresas en Madrid encargadas de realizar dichas evaluaciones, simplificándole el trabajo a las constructoras y a sus empleados.
Además del certificado de eficiencia energética, los aparejadores generan pliegos descriptivos de los inmuebles, e informes periciales y de evaluación de edificios. También están en capacidad de generar análisis de proyectos, así como planes de seguridad y salud. Son mucho más que directores de la obra.
Hemos mencionado que el aparejador cumple funciones similares a las de un arquitecto técnico, encargándose del ámbito general de la ejecución de la obra, pero también figura como un perfeccionista del proyecto verificando cada detalle de la misma. Podríamos asegurar que este profesional garantiza la calidad de la edificación, desde el principio.